Primarias en el PP: Todas las presunciones posibles

Los Populares tendrán que valorar si este modelo de primarias es el más adecuado.

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Pablo Casado, candidato a la Presidencia del Partido Popular.

Resulta extraña segunda esta vuelta en la que unos compromisarios eligen la Presidencia del PP -los compromisarios, entendemos, son gente con halo azul-. «¿Qué tendrá de malo la democracia representativa?» Se escucha por la Calle Génova. En principio, nada, pero teniendo en cuenta que en el Partido Popular no hay tanta heterogeneidad como a veces se le presupone, unas primarias directas con un pequeño filtro al inicio no hubieran sido la debacle díscola que también se le presupone en la derecha. Presuponer, quizás ese haya sido el fallo del PP durante todo este tiempo.

Primarias en el PP: Todo lo que igual parece

Es una de esas primarias en las que no se sabe quién tendría más posibilidades de ganar unas elecciones. En primer lugar, la ruptura entre novedad y aparato se diluye. Casado es la parte joven del aparato; Sáez ha sido el Gobierno. La habitual decadencia que rodea a todo lo institucional se da en ambos casos.

En segundo lugar, la presunción de que una u otro pondrá más cerca de la Moncloa al PP es atrevida. Sáez es la parte del Gobierno de Rajoy que sale más legitimada. Al otro lado, Casado es un joven liberal de escuela. Del mismo modo, Sáez pagaría el Gobierno de Rajoy y Casado pagaría el ser demasiado parecido a Albert Rivera. Dado el sistema electoral, la división de la derecha podría ser su mayor obstáculo.

Esto es lo que más análisis ofrece. El viejo sueño aznarista de unir todo lo que quepa desde el centro a la derecha es, hoy, imposible. Rivera se ha colocado, ya sin remisión, en la derecha llamándose así mismo «centro», sin serlo (el «centro» acostumbra a ser un maquillaje). Casado no tiene ningún complejo a la hora de ponerse a sí mismo en su lugar, renunciando al centro. Finalmente, Sáez estuvo en el Gobierno que tanto ha criticado Aznar.

La legitimidad

Vendrá, en pocos días, el debate sobre la legitimidad. Weber dio tres fuentes: Tradición, carisma y legalidad. La aplicación de esto al Partido Popular es polémica. Esa es una de las razones por las que -y vuelvo a presuponer- Casado proponía un debate. Le decía a Herrera en la Cope que, además, quería que fuera ideológico -asumiendo que Sáez, de ideología, va regular-.

La búsqueda de legitimidad es siempre clave a la hora de ser elegido o no. Sánchez buscó la legitimidad en aquel octubre fatídico. Díaz en su experiencia, en el ya la conocíamos. Sáez está yendo por ahí, fue la más votada por la militancia. No obstante, a la postre, se han dado dos bandos: El sorayismo y el antisorayismo. La segunda vuelta resolverá esta trifulca.

Lo que no sabemos es si el Partido Popular saldrá reforzado de esto. Parece que todo se pensó para que Feijóo tuviera un paseo militar. En la segunda vuelta, tras el resultado apabullante del gallego, ¿Cómo no iban a pactar una lista unitaria? Presuponer, presuponer, presuponer… El Partido Popular no ha hecho sino presuponer durante los últimos seis años. Sus primarias no iban a ser menos.